Fórmula 1

25 años después, Imola sigue latiendo por Ayrton Senna

Tras cumplirse 25 años de la muerte de Senna, Imola acudió un bonito homenaje donde MomentoGP estuvo presente

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Ayer, miércoles 1 de mayo, desde MomentoGP y un servidor, tuvimos la oportunidad de vivir algo único. Un evento que periodísticamente deja muy poco, pero que a los que nos corre nafta de 98 octanos por las venas, nos toca un poco. Por eso en estas líneas, voy a intentar hacerles sentir un poco lo que me tocó sentir ayer a mí. 

Llegue a Módena el Sábado, estaré unos meses, y por supuesto lo primero que se hace al llegar a un lugar como este es una sola cosa: revisar los calendarios de los circuitos. Es que la pasión es más fuerte y el resto pasa a segundo plano cuando se llega a tierras místicas como estas.

Mi asombro fue grande cuando, en el calendario de Imola, figuraba el Ayrton’s Day. Un evento dedicado a rememorar el 25° aniversario de la partida del piloto brasileño en aquel fatal fin de semana de 1994. Pero este artículo es particular, no está pensado para hablar de su pasado (puesto que de ellos hablamos ayer aquí), sino que vamos a hablar de su presente. 

Así se vió el podio durante todo el día, haciendo referencia a Senna y Ratzenberger.

¿Cómo pretendes hablar del presente de alguien que ya no nos acompaña? Simple: creo que sigue vivo, pero no lo podemos ver. Va más allá de verlo, lo podemos vivir día a día, con sus frases que son para enmarcar, con algún video onboard de esas poles estratosféricas (vamos, ¿me van a decir que nunca en el trabajo se hicieron una «pausa», para ver la pole de Mónaco 1990?), pero por, sobre todo, lo podemos sentir.

Vamos por partes, así nos vamos entendiendo. Mi día comenzó a las 5.30 de la mañana, una ducha rápida, y tren directo a Imola. Yo ya había tenido la suerte de estar en Imola y en el Monumento a Ayrton hace 2 años, pero no sabía que me esperaba una experiencia totalmente distinta. Y eso que la vez anterior, había intercambiado sentimientos fuertes.

El Monumento sobre el interno de Tamburello fue concurrido durante todo el día.

A las 8.30 de la mañana, llegué a la puerta del circuito, con un clima ya un poco templado. Esperamos 15 minutos y habilitaron el paddock. ¿Que había en el paddock? ¿Qué tan grande era el evento? Las respuestas los sorprenderá: Había poco.

Una muestra de arte sobre Ayrton y una muestra fotográfica en su carrera. Pero vamos, nos gusta la adrenalina, sobre el final del paddock estaba la muestra principal: 5 Formula 1 que fueron pilotados por Ayrton, 3 de la máxima que forman parte de la colección de Minardi, un Formula Ford ex-Ratzenberger y el Honda NSX perteneciente a Ayrton como su coche de uso diario. 

Del último al primero: Williams FW08C (primer test 1983), McLaren Mp4/5b (1990), McLaren Mp4/7 (1992) y Williams FW16 (1994).

Hasta aquí, coches increíbles, emotivos, pero nada que haga merecer una nota ¿no? El día prosiguió con una rueda de prensa, presenciada por Jo Ramírez (coordinador McLaren en los 80’s), Angelo Orsi (fotógrafo y amigo personal de Ayrton) y Franco Nugnes (director de motorsport Italia). Lo que dejo la rueda de prensa fue muchísimo, no me alcanzarían las paginas para contarlo, pero sobre el final, cuando giré a ver la gente aplaudir, no entraba un hilo más en la meeting room del circuito. Muchos aplausos y hasta algunas lágrimas. Una conferencia de las más emotivas en las que he estado, sino en la más. 

Luego de la conferencia, fueron abiertas las gradas del paddock. Primero era el mismo Minardi quien daba un par de giros en la Honda NSX. Luego, Johann Haas lucia el Formula Ford ex-Ratzenberger, con el peculiar sonido que caracteriza siempre los coches de categorías inferiores, y hasta un poco extraño el no ver alerones.

Finalmente, el Lotus 97T salía a pista. Este fue el punto más débil en cuanto a organización: solo dos giros, y con un piloto que no estaba a la altura del evento, no por sus cualidades conductivas, sino que, por nombre, debería haber sido alguien allegado a Senna (dígase cualquier piloto de F1 de la época con el que hubiese compartido una mínima amistad/afecto) quien se ocupara de esto. 

Lotus 97T de 1985, el encargado de la presentación en pista.

Pero más tarde llegaba el momento que, desde mi humilde visión, fue el más emotivo. Abrieron las puertas del circuito, y cuando entre, no podía creer lo que veía. No por la pista, el trazado, el asfalto, nada de eso. Sino por la cantidad de personas caminando la pista hasta Tamburello. Miles, una fila interminable detrás del desfile de coches clásicos con personalidades de F1 Grand Prix Drivers Club. No se veía el principio, ni tampoco el final. 

Y a esto hago referencia cuando digo que Ayrton Senna sigue vivo. Porque no debe haber otro evento en conmemoración de un deportista, con esta convocatoria. Se dicen entre 5.000 y 6.000 personas, da igual. Éramos muchos. Por decisión propia. Conmemorando su legado, 25 años después. Una verdadera fiesta.

Momento de la Santa Misa celebrada en conmemoración a Ayrton.

¿Pero cómo una fiesta en una conmemoración a un trágico accidente? Si, una fiesta. No con motivo del accidente, ni de su fatalidad. Con el motivo de celebrar que Ayrton fue un distinto, con un legado innegable y una personalidad de ganador: «a can make to win», como lo definió Jo Ramírez en la conferencia de prensa, en alusión a la famosa frase inglesa. Y lo tuvimos en nuestro deporte, con nosotros, dando cátedra de manejo, pero también de humildad. Dejando en nosotros no sólo sus logros deportivos, sino que un ejemplo y un modelo de vida, para todos los que nos insertamos en el mundo del automovilismo.  

 

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