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Análisis técnico: Haas VF-18

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Haas sorprendió en el día de ayer con la presentación oficial y sin aviso previo de su VF-18. Es el primer equipo que descubre su monoplaza (al contrario que el año pasado, que fue el último), para encarar la temporada 2018 que dará comienzo a finales de marzo en Australia.

De primeras, vale la pena destacar que el VF-18 es sencillamente una evolución del automóvil del año pasado, como ha recalcado el propietario del equipo Gene Haas. Esto se debe a los escasos cambios que se han llevado a cabo en la normativa, que permanece prácticamente inalterada salvo por la aparición del Halo.

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Es precisamente el Halo el elemento al que el equipo norteamericano ha dedicado más tiempo para el desarrollo del vehículo, que afronta su tercera temporada en la Fórmula 1 con los mismos pilotos del año pasado: Romain Grosjean y Kevin Magnussen.

La vista general del monoplaza presenta una clara similitud con el Ferrari SF70H de la temporada 2017. De hecho, una vez más, Haas montará por tercer año consecutivo motor Ferrari y diversos elementos en común con los de Maranello.

Comenzando por la parte delantera, el alerón del VF-18 es análogo al utilizado el año pasado. Existen pequeñas modificaciones destinadas a mejorar el flujo aerodinámico en todo el recorrido, como el estrechamiento de la nariz (1) y la adición de un nuevo elemento (2), que podemos ver en la imagen. Sin embargo, no sería de extrañar, como ya ha sucedido en otras ocasiones, que Haas realice pruebas durante los test de pretemporada con alerones en los que exista algún tipo de variación más destacable. 

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Si se continúa el recorrido del vehículo hacia la parte posterior, el Halo (3) es el siguiente cambio digno de ser mencionado. Con toda la polémica que ha suscitado, el diseño del mismo tampoco ha estado exento de trabajo, de cara a su implantación en el vehículo. Los ingenieros de Haas han tenido que desarrollarlo teniendo en cuenta que el peso total del automóvil iba a aumentar, y que iba a contar con un centro de gravedad más alto. Todo ello con el fin principal de que, siendo un dispositivo que busca aumentar la seguridad del monoplaza, que éste afecte lo menos posible a la carga aerodinámica. Además, podemos observar que se ha modificado el aletín (4) y que los pontones (5) cuentan con un diseño más agresivo. Éstos se encargan, junto con el desviador de flujo (6), de canalizar y dirigir el flujo de aire hacia los radiadores, para una óptima refrigeración. El Halo ha obligado a aumentar el tamaño de la toma de aire superior al reposacabezas del piloto (7).

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Para finalizar, en la parte trasera lo más destacable es la minimización de la aleta de tiburón (sharkfin) y la sustitución del T-Wing por uno inferior (8), todo ello para ajustarse a ligeros cambios en el reglamento. El alerón trasero no ha sufrido cambios mencionables. Por último, cabe destacar que existe una caída de techo mayor que el año pasado, para mejorar el flujo hacia el difusor, y que se le han añadido unas ranuras laterales (como ya hizo Ferrari) también con el mismo fin.

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Respecto a los colores de la carrocería del monoplaza, puede observarse que se hace un menor uso del gris característico de la temporada pasada. Este año se da paso al rojo y negro como tonos principales del vehículo, acabado muy similar al que ya se usó en la temporada 2016.

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