Fórmula 1

Jos Verstappen: » La celebración de Ricciardo por la pole enfureció a Max»

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Max Verstappen brindó con champán en el podio más espectacular de la temporada, el del GP de México. En el centro del Foro Sol, con treinta mil personas vibrando, saltando, luciendo banderas, cantando el himno mexicano y holandés. Con un DJ como hombre de ceremonias para dar mas espectáculo -si cabe- al fin de semana más pasional de la F1. Récord de asistencia, 132.000 personas en el circuito. La tierra de los burritos, el chili y los sombreros es devoción por la F1. Max, ganó la carrera en el circuito de los Hermanos Rodriguez.

Nos volvió a recordar su enorme potencial, demostrándonos que si mantiene la cabeza en su sitio; estaremos hablando de todo un futuro campeón del mundo más pronto que tarde. Una estrella que brilla con fuerza, pudiendo dejar su huella con el paso del tiempo en los libros de historia del gran circo.

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Durante todo el fin de semana, Red Bull ha estado un paso por delante de sus dos máximos rivales. Mercedes y Ferrari por detrás en los libres y en clasificación, sufrieron con los neumáticos y con un motor que debido a la altitud, perdía potencia e igualaba las fuerzas con el Renault. Cuando Max está concentrado no hay quien lo pare. En esta segunda parte del calendario se le ha visto más seguro, arriesgando en los momentos clave sin dejarse llevar por impulsos. En definitiva, un Verstappen más racional y cabal, sin perder la chispa y la velocidad al volante de su RB14.

El sábado en la clasificación, Daniel Ricciardo le arrebató la pole por 26 milésimas, algo que hizo mucho daño por dentro al joven holandés. Ricciardo, cuando aparcó su coche en la zona del paddock no podía dejar de sonreír. Asentía con la cabeza y se quitaba una enorme presión tras el abandono del GP de Austin. Sobre todo disfrutaba porque había vuelto a silenciar a su jefe, Helmut Marko, una trituradora de pilotos talentosos. El jefe del equipo, aseguraba que Daniel debía estar muy contento porque probablemente sería la última ‘pole’ que conseguiría el australiano en mucho tiempo. Un dardo en toda regla para Renault y el chico de la sonrisa eterna. A pesar de esas palabras innecesarias hacia su propio piloto nadie ni nada le iba a aguar ese momento. Una primera posición en parrilla que casi dolió más al Dr. Marko que a Max, ya que este felicitaba a su compañero nada más bajarse del coche, dejando claro que hay admiración y respeto mutuo entre los dos pilotos de la escudería de bebidas energéticas.

Verstappen, describió su calificación como «basura» y admitió que se le había escapado la pole por un problema de bloqueo de frenos. «Hablé con él antes de irme a dormir. Traté de calmarlo un poco», comentó su padre Jos Verstappen. Tras la carrera y en la antesala del podio, «el niño maravilla» se sinceraba admitiendo que no había podido dormir bien por la decepción de la calificación. «Mi hijo estaba irritado por la posición, pero también por la exuberancia de Ricciardo y su forma de celebrar», dijo el padre del piloto.

Solo tenía una cosa en mente: ganar el Gran Premio de México. El domingo, dio la vuelta a la situación. Hizo una gran salida, adelantó a su compañero y tiró con todo el resto de carrera. Vuelta rápida tras vuelta rápida. Marcaba en morado cada sector y exprimía a sus rivales dejándolos en la cuneta y con los neumáticos en las lonas. De nuevo, cuando los dos Red Bull lideraban la carrera, el coche de Ricciardo dijo basta. Octavo abandono de la temporada.

Segundo consecutivo y sospechas de que alguien pudiera estar saboteando su monoplaza. El embrague hizo estallar al hombre de la sonrisa eterna. «Al final fue algo bueno que comenzó desde el segundo lugar», concluyó Jos Verstappen. De esta forma, Max conseguía su quinta victoria en la F1. Se acerca en el mundial a Botas y Kimi por el tercer puesto y deja claro  que si en 2019 le dan un motor de garantías se codeará con los grandes.

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