Fórmula 1

Soñemos juntos, soñemos con Fernando Alonso

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Era una semana importante para el mundo del motor. Las noticias corrían como la pólvora. Un nuevo piloto llegaba al gran circo. Brendon Hartley se subirá a un F1 en Austin. Mientras, Carlos Sainz comienza una nueva aventura en Renault. Si, aquella escudería donde el ídolo de Carlos y el de muchos otros jóvenes (me incluyo yo) o no tan jóvenes, nació, creció y ganó. Y no solo uno, sino dos mundiales. Era la primera vez que un piloto español, ganaba un título mundial. Algo único, histórico, desconocido hasta el momento. Los españoles nos adentramos en este mundo de neumáticos, motores, alerones y demás, en gran parte por Fernando Alonso.

De acuerdo, me dirán ¿Si antes del asturiano ya habían corrido otros pilotos como Emilio de Villota , Marc Gené o Pedro de la Rosa? Están en lo cierto, pero ninguno de ellos despuntaba como lo hacía Fernando. Eran muy buenos de eso no hay ninguna duda, pero mágicos solo hay uno, si me permiten dos ( Ayrton Senna). Un joven talento que en 2001 se subió por primera vez a un Minardi y dejó a todos con la boca abierta. Su estilo estaba fuera de lo común para un novato. Era rápido, seguro, agresivo, entre otras muchas cualidades. Esa forma de atacar los pianos, era diferente al resto. Una estrella que empezaba a brillar. 19 años tenía la «joya» y parecía que llevaba una vida conduciendo aquellos coches que rodaban a más de 300 km/h.

Nunca un piloto a esa corta edad despertó semejantes extensiones. La verdad, que no lo tuvo fácil el «Nano» (forma cariñosa de llamarlo sus amigos) para llegar a la F1. Era español y no británico o alemán, no era prácticamente conocido fuera de España. Proviene de familia modesta, por lo que no tenían mucho dinero para correr. Aun así, consiguió situarse en la misma línea de parrilla que los pilotos que veía por televisión. Fue por su talento natural o sobrenatural. Antes de llegar a la máxima competición, fue campeón del mundo de Karts. Adrián Campos se lo llevó para correr en la Fórmula Nissan como sustituto de Marc Gené que alcanzaba la F1.

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No había pilotado nunca un coche con marchas. Campos lo citó en Albacete para explicarle el funcionamiento del monoplaza. Por la mañana, pruebas con la caja de cambios y el embrague. Por la tarde, Alonso ya rodaba a un segundo del mejor tiempo de Marc. El piloto catalán asombrado. No creía que fuese la primera vez que conducía un coche con marchas. Al día siguiente ya batía el tiempo de su compatriota.  El campeonato de la Fórmula Nissan comenzó. El día de su debut, en la primera manga, salió quinto, remontó hasta la primera posición y finalmente se estrelló. Cuando Alonso llegó al box comento al equipo: «Tranquilos, que la segunda manga la gano yo», dicho y hecho. Fernando se llevó la segunda serie, sacando una ventaja de 50 segundos a su perseguidor mas cercano. Bárbaro.

Aquel año de 1999 fue campeón de la Nissan, ganó seis carreras, con un total de nueve poles. Dio el salto a la Fórmula 3000, la antesala de la F1. Dos circuitos con historia y recuerdos para Alonso. Fue segundo en Hungría, donde mas tarde ganaría su primera carrera en F1. Venció en Spa- Francochamps, donde se consagran los campeones. ¿Caualidad? Yo no lo creo. Tras aquellas gestas, firmaba el contrato de su vida. Alonso pasó a la Fórmula 1 fichado por Renault pero cedido a Minardi como piloto oficial. Cumplía uno de sus sueños, llegar al gran circo.

Su declaración el día de la presentación como piloto de F1 ya nos dejaba entrever que iba para «estrella», tenía madera de campeón. Sus palabras fueron:  «Yo sólo veo aquí carreras de coches, aunque es verdad que estos corren más», decía con una mirada seria pero segura. Una persona normal tendría que estar «acojonado», perdonen la expresión. Abrumado y saturado por tanta cámara, periodistas y flashes. Toda esa presión encima en tan poco tiempo. Debe ser un agobio esos momentos. Como dije antes, Fernando no es normal, es un fuera de serie y esa frase fue su carta de presentación. Dejaba así su firma y años más tarde quedaba grabada. En 2005 y 2006 saltamos, lloramos de alegría y tocamos la gloria. Fernando Alonso hacía historia.Se coronaba como REY de la Fórmula 1.

Después de aquellos años mágicos y grabados en nuestra memoria, dieron paso a otros de sufrimiento. Primera etapa en Mclaren. La lucha entre el equipo, Hamilton y el español fue dura. Un año y hasta pronto. Vuelta a Renault, paseos por el desierto en 2008 y 2009. La puerta de Ferrari en 2010 se abrió. El equipo mas laureado de la historia le daba la bienvenida. Cuatro años con momentos alegres como su primera victoria, remontadas como las de Valencia 2012. Malos momentos como Yas Marina 2010 donde se perdió el mundial en la última carrera o Brasil 2012. De luchar por victorias a no acabar carreras. El calvario de Mclaren-Honda. Una etapa para olvidar. Aun así no perdió la sonrisa. Siguió ofreciéndonos su magia (cuando el motor se lo permitía) en cada curva, en cada vuelta, en cada circuito. 

Ahora volvemos a emocionarnos. La nueva alianza Mclaren-Renault nos da esperanzas para creer en una tercera corona que se resiste desde hace más de diez años. Una estrella que empezó a brillar a primeros de siglo y 17 años después lo hace con mas fuerza. Recuerden, lo mejor está por llegar. Soñemos juntos, soñemos con Fernando. 

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