Fórmula 1

Lewis Hamilton, el niño que se convirtió en leyenda

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Lewis Carl Davidson Hamilton, más conocido como Lewis Hamilton es el nuevo rey de la Fórmula 1. En el pasado GP de México se proclamó campeón del mundo. No lleva uno, ni dos sino la friolera de cuatro títulos mundiales. Un genio que entra en el Olimpo de los más grandes de la F1. Se nos acaban los calificativos para Hamilton. A la altura del «profesor» Alain Prost y Sebastian Vettel, ya piensa en sus próximas metas. Juan Manuel Fangio con cinco y el «Kaiser» Michael Schumacher, el campeón por naturaleza, con siete entorchados. 

Todo el mundo se rinde ante la proeza que ha conseguido Lewis, aventaja a Jackie Stewart como el británico con mas títulos. El niño que soñaba con llegar alguna vez a la F1 lo ha conseguido, superando todo tipo de adversidades. El pequeño Lewis, sufrió de niño el racismo, quizá el carácter que le define dentro de la pista hoy en día como un piloto agresivo, fuerte y rápido, viene marcado por una personalidad forjada a base de luchar contra aquellos que no lo aceptaban. Pero Hamilton no se rindió, quería ganarse el respeto, por eso se apuntó a karate, como forma de defenderse de aquellos insultos que lo atormentaban.

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Su padre, compañero y amigo, Anthony Hamilton, fue quien le introdujo en las venas, el gusto por los coches y la afición por las carreras. Han pasado juntos innumerables aventuras desde los ocho años cuando se subió a su primer kart hasta los 25 años cuando dejó de ser su mánager en 2010. No fue fácil para la familia Hamilton hacerse un hueco en ese mundo de ricos y blancos que son los circuitos. Ser de color negro les cerró muchas puertas, por lo que la búsqueda de patrocinadores era complicada.

Aún con problemas económicos, su padre le apuntó al campeonato británico de karts en 1995. Hamilton ganó, pero la situación no cambiaba. Se sentían observados constantemente, hasta que un día, le dijo: «habla siempre en la pista». A partir de este momento, algo en Lewis cambió. Corría y vencía, solo le importaba eso. Le daba igual que hablasen mal de él o que tuviera profesores que intentasen desanimarle. Él se sentía feliz con el casco y el mono puesto. Había nacido para pilotar un Fórmula 1. 

Ya van diez, si ,diez años desde que aterrizó en la máxima categoría con tan solo 22 años. Mclaren apostó por él. Su «padrino» Ron Dennis, fue quién le hizo debutar en 2007. Su palmarés era de todo un campeón. Venía de ganar la Fórmula 3 y la GP2 series, el futuro del automovilismo británico, un campeón que años mas tarde se convertiría en leyenda. A Lewis no le tembló el pulso, incluso se hizo mas fuerte el primer año. Tenía a su lado a todo un bicampeón del mundo como Fernando Alonso. Al principio amigos, unos meses mas tarde enemigos. Para el británico, fue el rival mas fuerte con el que jamás se ha enfrentado, como echamos de menos esas luchas. Aquel año de malas caras, acusamientos de espionaje, intentos de sabotaje, en un clima de alta tensión en Woking día y noche. Ron y Hamilton por un lado, Fernando por otro, hicieron que Raikkonen levantase el título y el español abandonase la escudería a final de ese año. 

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El 2008 fue el inicio de todo. Ya no había nadie que pudiera hacer sombra al piloto inglés. Kovalainen, un escudero  que no opuso resistencia alguna. Un mundial que se decidió en la última carrera del calendario, en su última vuelta y en la última curva. Massa cruzó primero la bandera a cuadros en Interlagos. Por un momento Brasil veía de nuevo un campeón del mundo, después de Piquet o de «Magic» Senna. Un espejismo fue lo que realmente vieron los brasileños. Una alegría efímera de tan solo unos segundos. El objetivo, si Massa ganaba la carrera era ser quinto. Lo consiguió. Alcanzó a Glock en la subida a la recta principal y le arrancó las pegatinas. Lewis Hamilton era campeón del mundo. El piloto mas joven en conseguirlo. Le quitaba de este modo el récord de precocidad a su máximo enemigo, Fernando Alonso. Después lo obtendría Vettel.

Cuatro años de travesía con Mclaren hasta 2013. El reinado de Vettel con Red Bull se hacía largo. Cambio de aires a Mercedes. Una locura en un primer momento. Apenas habían ganado tres carreras en F1 pero su objetivo era conseguir el trofeo en 2014. Un año de adaptación y de vuelta a lo más alto. Si ese año dominó, el siguiente arrasó. De Hamilton a Hammer-time. Un martillo en cada circuito. Tan solo en Hungría donde acabó sexto y en Singapur que tuvo que abandonar no se subió al podio, en el resto de grandes premios, descorchó la botella de champán. Una barbaridad. El coche era muy superior al de sus rivales pero lo gestionó a las mil maravillas y no dejó en ningún momento la puerta abierta a Nico Rosberg, compañero en aquellas fechas. Austin vio de nuevo a un Lewis campeón que superaba a Fernando Alonso en títulos mundiales y alcanzaba al ídolo de su infancia, Ayrton Senna. Ahora sí, Hamilton hacía historia.

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La temporada pasada te relajaste. Quizá la palabra exacta sea confianza. Si, te confiaste demasiado, Lewis. Que quede entre nosotros, Rosberg no era un rival a tu altura, pero sus ganas de vencerte, su trabajo y tus prioridades por el mundo de la moda, las fiestas o la música puede que te descentraran un poco. El alemán se llevó el título a casa y abandonó el gran circo. La presión que tuvo que soportar para vencer a uno de los mas grandes pudo con él, eso y la familia, su prioridad. Este año te has salido, has cambiado. Te hemos visto mas seguro, paciente, cabal y maduro. Tus rabietas del principio han dado paso a los halagos, incluso devolviendo la posición a tu compañero Bottas, como en Hungria. Un Hamilton desconocido para muchos.

Esta campaña, la has dominado de principio a fin, siempre has sabido en que momento pisar o levantar el pie. Este es el nuevo Hamilton. Nos has emocionado, porque aunque seas el rival de los nuestros, aplaudimos a los mejores y tú, eres uno de ellos. Ojalá volváis a luchar tú y Fernando en igualdad de condiciones, porque la F1 necesita estas batallas, seguir enganchándonos. Estoy seguro que tu garra, la fuerza y el hambre que tienes por seguir haciendo historia seguirá al máximo nivel. Los aficionados esperamos que sigas muchos años más, que nos diviertas en cada carrera. Lo que has conseguido es único: 116 podios, 38 vueltas rápidas, 72 poles, 62 victorias y cuatro títulos mundiales. Un piloto de época, que ha marcado un antes y un después en la F1. Felicidades Lewis. El niño que se convirtió en leyenda.

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